Natura muerta.

Tengo poesía amarga,
como un trago de vodka
a palo seco,
entre las costillas,
ardiente.
Y miedos echando raíces allí,
dando lugar a rosas con sus respectivas espinas
clavándose en los miedos
y derramando su jugo radioactivo por mi organismo.

Me he convertido en un trozo de grava
metiéndome a modo de chinita
en zapatos ajenos,
sin preguntar primero si quieren arriesgarse
a que les infecte con mi veneno.
Soy material auto-corrosivo
y mientras me oxido en el vacío
arrastro a los demás conmigo.
Me hago lapa en sus vidas
y mi mente
me juega malas pasadas
cuando me hace creer
que están intentando despegarme de sus pieles
con violencia,
navaja en mano.

Mis yemas piden a gritos
tierra firme,
porque los miedos no paran de golpearme
las paredes del estómago
entre tanta cima y valle.
Cima            cima              cima
          valle             valle              valle.

Y cuando consigo tener los pies quietos
en un solo lugar,
cuando creo haber conseguido nubes,
en vez de sol o tormenta,
mil toneladas se posan sobre mis párpados
pero no me dejan dormir.
Y gritas callada,
lloras seca
y sangras sana.
Esperando con anhelo,
quién lo diría,
la cima                 la cima
            y el valle                y el valle.

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